Sangre
de rosas inunda
Mi
vagabundo corazón,
Trazos
de tu piel desdibujan mi alma,
Cada
noche el cielo canta sin miedo
A
esta distancia que asecha,
Enmudeciendo
desconsoladamente
Ojala
pudiera invadir tu océano,
Irrumpir
en tu espacio alojándome,
Como
la luna lo hace en el mar.
En
tus valles y montañas
He
dejado morir al misterio,
Deje
penar al poema
Y
en el perturbado divagar estelar
Mi
día se tornó a noche
Solo
esperando contemplar
Nuevamente
tu dulce mirar.
En
el paradigma del tiempo
La
brisa llega como un cometa
Y
se esconde en la templanza
De
una solitaria campana,
Recuerdo
que me observabas
Como
enamorando a la luna
Que
ahora se oculta
En
la sentida soledad
Que
aprisiona el tenue latido
Encarcelado
en el pecho.
Extraño
el cantar del eco de tu risa,
Mi
ser vacío de caricias del alba
Queda
oculto en la sutil
Calma
de la sombra,
Se
perdieron en el camino
Ilusiones
sin emprender
Y
entre lo inverosímil
De
esta dura situación
Estas
atrapado en el mar de mis ojos.
En
la quietud del aire se esconde
Lo
infinito del tiempo,
Calladas
en el sepulcro del
Amarillento
pasado, se convierten
En
triste melodías acunadas
En
el refugio de mi mente
Encapsuladas
en la vil nostalgia;
Las
voces del silencio.
Copyright © Todos los Derechos Reservados
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